No es lo mismo excitar que extasiar. Excitar es provocar o estimular un sentimiento o pasión; el éxtasis un estado de máxima plenitud, lucidez y unidad del sentir y el pensar. La comparación de ambos términos surge a raíz de la lectura del poemario "Alguna sociedad excitada" (Cuadernos Existir 11, Tijuana B. C. 2008) ópera prima del poeta Adrián Volt Saénz, y es que la sociedad que habitamos, donde se nos estimula y respondemos (respondemos a la publicidad, a las leyes, a los roles, etc.) es en definitiva, una sociedad excitada, salida de si, deshumanizada y cuyo fin primordial es el éxtasis, convertirse en otro, convertirse en pensamiento en máquinas o dioses.
Vicente Huidobro, en su "arte poética" dice que "el poeta es un pequeño dios… inventa nuevos mundos y cuida de su palabra". El Autor de "Alguna sociedad excitada" asumió ese papel del poeta huidobriano y creó su utopía, su mundo feliz. Así que "Alguna sociedad excitada" - el libro- es tal vez una sociedad como esta, la nuestra, o a la mejor una realidad paralela a nuestras vivencias cotidianas en Tijuana, y que sin embargo esa realidad, aunque está muchos no la vemos porque sólo es visible a los ojos del poeta y por eso los poemas, que son el mundo y la circunstancia del poeta, nos parecen tan familiares y tan lejanos a la vez. ¿Y quién es el poeta que se describe en "Una sociedad excitada"? Un poeta extasiado que salió de esta realidad y se instaló en otra y describió aquella realidad o que desde allá describe ésta, o que tal vez puede ir y venir a esa otra realidad libremente -sin necesidad de visa- o por qué no, el autor de la obra es una máquina, un fantasma que recorre las calles de la ciudad y con una lógica diferente nos muestra las interpretaciones de sus vivencias.
El poemario conecta con Arthur Rimbaud y Phillip Glass. Conecta con Raimbaud en la cuestión de las "Iluminaciones". La iluminación, (por cierto que la iluminación está emparentada con el éxtasis) ese idea budista, instante breve y espontaneo en el que el velo de la realidad, que no es más que ilusoria, queda hecho trizas y otra realidad, la realidad de la realidad, queda desnuda ante los ojos de iluminado. Nuestro poeta tiene iluminaciones, pero en tiempos de escepticismo y tecnología exacerbada, no es un iluminado. En otro sentido conecta con Philip Glass, en lo maquinal de la música…Bueno, es difícil describir la música, sería más conveniente escucharla, sólo diré que Philip Glass es un representante de la música minimalista y que tiene una obra que se llama "The photographer" y que el autor de "Alguna sociedad excitada" tiene también la cualidad de ser fotógrafo, y que cada poema de éste libro es una iluminación o mejor dicho una fotografía, la iluminación fue previa al revelado e impresión fotográfica. El poemario es pues una serie de fotografías, visiones o iluminaciones que pudieran pasar en un recorrido por las calles de Tijuana o en el transcurso de toda una vida, claro que hay quienes jamás han tenido una iluminación, ni la tendrán… pero bueno, ya saben como tenerlas o cuando menos cual es el instrumento, la máquina ¡click! para conseguir esas iluminaciones en la actualidad.
Y ya que tocamos la idea de la máquina, quizás alguno de ustedes, ciudadanos y por lo tanto políticos -según aristóteles-, recuerde que en la segunda mitad del siglo XIX Engels publica un pequeña ensayo llamado "El papel del trabajo en la transformación del mono en hombre" en donde menciona que la mano jugó un papel fundamental en aquella transformación. Pues bien en este trabajo poético de Adrián, se retoma esa idea de la mano y sugiere que con la evolución de la mano –la mano trabajadora- el mono no se transformó en hombre, sino en máquina… Para él, el humano es una máquina. ¿Y cómo se comunican las máquinas? No hay comunicación. Dice el poeta: "…no he/ conseguido reparar la máquina,/ un corazón, la ceguera vieja/ de mis hermanos…" La mano trabajadora, sanadora y reparadora se pierde en la identidad, en su pulsión siempre estable donde tener todo es igual a no tener nada.
La presencia de la máquina en "Alguna sociedad excitada" es evidente en diversos niveles: Primeramente en la forma del texto: en los títulos y sus acotaciones, en la repetición incesante de los paréntesis, en el uso de los dos puntos, en las aparentes definiciones de cosas y en el contenido donde hay máquina de todo tipo: ¿Máquinas tragamonedas? ¿Máquinas admirando estrellas?
Si hay algo que me agrada de la poesía contemporánea es su repudio a la lógica tradicional, y si debo decir que me agradan estos poemas es por su rompimiento con esta lógica, por el juego entre la seriedad y la befa. Y es que desde los títulos –del libro y de cada poema- se percibe una utilización lúdica del juego de contrarios ( incluyendo el lenguaje de "chat" con todo y las "happy faces" que están en casi todos los poemas) por ejemplo los títulos: (el Pobre (reflexivo y prudente):) ¿Hay pobres reflexivos y prudentes? (el Vecino (de enfrente poetizador):) ¿Nuestros vecinos poetizan?. "Alguna sociedad excitada" es un espacio habitado por paradojas y retos mentales. Los poemas nos muestran conflictos, contradicciones, guerras eternas y sin embargo nunca realizadas, oximorones. Es como si el poeta detuviera con su ojo fotográfico a los personajes y luego la plasmara en el papel. El conflicto, algo que de por si es acción detenido… dos peleadores en el preciso instante del golpe. El conflicto que está, pero no se mueve y que por lo mismo nunca termina.
Parte fundamental, para una de las comprensiones del poemario son los paréntesis. Todos los títulos -que son personajes de la obra- están entre paréntesis y parecen indicar que son los habitantes-personajes de esa "Alguna sociedad", además, en algunos casos los paréntesis dentro de los paréntesis indican el estado (con ironía algunas veces) de esos personajes es decir de su excitación. En otro sentido, ustedes saben que los paréntesis son signos de puntuación que se usan para separar o intercalar un texto dentro de otro, en el poemario representan una realidad insertada en otra realidad: La realidad que percibe el poeta y luego la realidad que vive el personaje en el poema.
En este libro hay poemas hacen referencia a otros, como en el caso de "El testigo" "el supervisor"y "El conciudadano", y hay una joya de la narrativa, una perla narrativa donde la sintaxis lógica- racional, pulida y de redondeces perfectas, es retorcida, irregular y rota. El libro es una perla. Es una perla de la narrativa, pero una narrativa esmerilada y retorcida por el poema; poema, a su vez, cincelado y fracturado por el verso, verso doblado y retorcido, por el uso del hipérbaton. Como ven, se trata pues un himno al Barroco.
En otro sentido, hay desde mí muy particular punto de vista un requisito para ser poeta y este es cantarle a la muerte, porque el arte es la presencia "del otro mundo", es decir de la muerte, en este mundo. William Blake decía que: "si las ventanas de la percepción estuvieran limpias todas las cosas parecerían como infinitas". Para conocer lo infinito, lo que hay del otro lado de esas puertas de la percepción –quizás la muerte o la poesía- basta con abrir las puertas de la percepción y poetizar. ¿Cantarle a la muerte? Sí, los poetas le cantan a la muerte, y nuestro poeta lo hace - cantarle a la muerte aquí y ahora. Dice en algún poema: "… debo/ silbar a la muerte / para siempre linda canción./ Cúlpeseme a mí/ de lo consecuente; no estoy /ya enamorado de la vida…." En otro dice: "…también mueren quienes presencian la muerte del Otro." Y en otro más alude a que: "…la Muerte siempre concede al/ final de la tarde a todos una cálida/ Compensación y la entrega sin reparos."
Holderlin dijo: "poetizar la más inocente de todas las ocupaciones" Adrián Volt Saenz nos presenta el mundo de las los dioses-máquinas-mano-hombre en el cual las "casas y castillos de Basura" son "el mejor obsequio cívico" y entonces nos preguntamos ¿Será que las montañas, los árboles, los ríos y los mares son un obsequio que Dios a dado a los hombres, y que sin embargo para Dios, no se trata más que de basura? Quitémosle la moral a nuestra respuesta.
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